En
el primer artículo de esta serie, citábamos un concepto presentado
por Carl Bass, el director ejecutivo de Autodesk,
en Lead
the way
(la presentación online del portfolio de productos 2013). Bass
afirmaba que gracias a las herramientas de su empresa, se democratiza
el diseño y la creatividad.
Nuestro
objetivo en estas columnas es el de extender esa democratización más
allá de lo que Bass imagina, extenderla también a la gente que
queda fuera de su taxonomía, fuera de su visión y sus perspectivas.
¿A
quién se le ocurre?
Corría
el primer año del siglo XXI, yo me consideraba ya (no muy
acertadamente) un estudiante avanzado de arquitectura y al enterarme
de que en mi viejo liceo habían instalado una flamante sala de
informática con 24 PCs nuevísimas, se me planteó la idea de ir a
enseñar Autocad
para
todos los estudiantes que estaban cerca de ingresar a las facultades
relacionadas.
La
idea parecía ser un éxito, los directores y docentes se
interesaban, los alumnos también. El coordinador del área
informática estaba muy contento, y en una de las reuniones me
informa que era imprescindible que el software para el curso fuera
gratuito, ya que era imposible costear licencias. En ese momento
entendí que comprar software no era lo que se hacía en el puesto de
la feria, el precio era otro.
Investigué
para encontrar alternativas, analicé varias, me decidí por una.
Todo funcionó bien, y los cursos pudieron completarse con éxito.
Sin embargo, el programa utilizado era, en la práctica, una
alternativa muy limitada.
Luego
de estas experiencias, seguí explorando en busca de software libre.
Me parecía una cuestión importante, casi de justicia social, que
existieran estas alternativas.
Poco
por descubrir.
Hace
12 años atrás, buscar estas alternativas no era muy sencillo. Los
servicios de internet eran lentos, y descargar software de la red era
casi imposible con una conexión doméstica.
Por
otra parte, prácticamente todo el software de diseño era comercial.
No existían otros modelos de negocios. Podían encontrarse algunos
programas para modelado 3D y exploración de formas geométricas,
pero pocos nos daban posibilidades para liberar nuestra creatividad y
hacer lo que quisiéramos. En esa época, uno de los dos softwares
que nos interesan y que planteamos como alternativas plausibles,
Blender
(http://www.blender.org/)
ya existía desde hace tiempo. Su primera versión data del año
1989. Sin embargo, Blender
había sido inicialmente desarrollado para una empresa y un equipo de
trabajo específico, y si bien era una herramienta muy potente, tenía
una interfaz extremadamente compleja y cerrada, que lo hacía
totalmente inadecuado para su uso extendido.
De
todas formas había un gran problema que seguía sin resolverse. Si
pensamos en programas para arquitectura, si bien las herramientas de
3D son sumamente importantes, es imprescindible contar con un
software que nos permita resolver con eficiencia, precisión y
prolijidad una buena presentación de gráficos 2D. En esa fecha, y
hasta el pasado reciente, esos atributos eran casi exclusivos de
Autocad.
Literalmente
no existían alternativas gratuitas serias. Sí habían algunas
alternativas más económicas, serias, pero notoriamente menos
performantes.
2011.
El
año 2011 fue un año de quiebre. Un año que marcó un antes y un
después en esta historia. Seguramente ese quiebre haya pasado
inadvertido frente a los ojos de casi todas las personas que se
dedican a la arquitectura en nuestro país.
En
ese año, Dassault
Systèmes (http://www.3ds.com/),
una empresa con base en Francia, lanza Draftsight
(http://www.3ds.com/products/draftsight/free-cad-software/).
Alcanza con probar un poco esta herramienta para darse cuenta de que
es posible graficar, diagramar e imprimir con ella presentaciones
técnicas 2D con el mismo nivel de calidad que con Autocad.
Si se compara con otras herramientas alternativas similares (incluso
pagas) Draftsight
es indudablemente igual o mejor. Es la primera vez que está
disponible una alternativa gratuita seria y completa para gráficos
2D.
Ahora, esta herramienta casi no tiene
opciones para 3D. ¿Cómo resolvemos eso entonces?
Durante
el mismo año, la Blender
Foundation,
una organización independiente con base en Holanda, lanza su versión
2.5 de Blender.
La interfaz del programa es rediseñada por completo, y ahora sí es
amigable para el usuario. Gracias a ese cambio fundamental, la
herramienta sí se vuelve utilizable para la gente del mundo del
diseño y la arquitectura. Algunos meses después, se incorpora al
software un motor de render evolucionado (Cycles),
que permite hoy en día lograr resultados que están al nivel, en
cuanto a calidad visual y tiempo de cálculo, a los que pueden
lograrse con 3dsMax,
usando motores de render como Mental
Ray o
V-Ray.
Para
ir más en profundidad y ser más específicos, vamos a hablar un
poco de las virtudes y los defectos de estas herramientas, y de cómo
un usuario de los programas tradicionales puede “convertirse” y
usar estas herramientas sin mayores inconvenientes.
Draftsight.
Si
consideramos que parecerse a
Autocad
es
una virtud, para trabajar en 2D...
Draftsight
es
un calco.
No
solamente tiene una interfaz idéntica a la tradicional de Autocad,
sino que mantiene los accesos por teclado, haciendo que el usuario no
tenga que cambiar nada en sus mecánicas de trabajo. Los archivos
mantienen el mismo formato (.dwg) o sea que
la compatibilidad entre los dos programas es excelente. La versión
más reciente de Draftsight
(v1r3),
abre sin inconvenientes archivos creados en la versión más reciente
de Autocad
(2013).
Me
interesa compartir, luego de ya más de un año de trabajo con esta
excelente herramienta, algunos detalles de funcionamiento del
programa que pueden confundir a un usuario desprevenido al principio:
primero, Draftsight
no
dispone (al menos actualmente) de la herramienta Multileader.
Es una herramienta que apareció hace algunos años en Autocad,
y que obviamente no todo el mundo usa. Con ella podemos crear un
texto que incluye una flecha para relacionarlo con un área del
modelo. Draftsight
sí
dispone de los viejos Leaders,
que son parecidos. Si uno abre con Draftsight
un
archivo .dwg que contiene Multileaders,
los mismos aparecerán como objetos no editables.
Por
otro lado, el proceso de diagramación e impresión, si bien utiliza
los mismos conceptos, también tiene algunas diferencias. El Page
Setup Manager
cambia de nombre, y pasa a llamarse Print
Configuration Manager.
Para poder trabajar, hay que crear una nueva configuración,
guardarla, activarla y luego editarla (ver la botonera de la
derecha). Suena complicado, pero es un proceso de tres segundos. El
problema es que si uno se lo saltea, no puede luego diagramar.
Dentro
del proceso de la diagramación, al momento de dar escala usando el
Zoom
Scale
e ingresar el factor, no pueden usarse fracciones. O sea que debemos
escribir el resultado de la división en lugar de plantear la
fracción.
Por
último, la previsualización de la impresión dentro del programa no
es siempre del todo fiel a las propiedades que establecemos y, a
causa de esto, puede parecer que no ajustamos bien las propiedades.
La mejor forma de saber en Draftsight,
si las propiedades de impresión funcionan bien, es imprimir en
formato .pdf y chequear allí que todo esté listo.
Estos
pequeños problemas son insignificantes, si tenemos en cuenta que
estamos hablando de un programa gratuito para uso comercial, que es
sumamente liviano y fácil de bajar y de instalar (el instalador pesa
solamente 100 MB) y además de iniciarse mucho más rápido que
Autocad,
no requiere de una PC super actualizada para poder funcionar. Vemos
así claramente que son muchos más los puntos a favor que en contra
de Draftsight
si
nuestro presupuesto es limitado.
Blender.
Blender
no
fue creado como una réplica de otro programa. El usuario de Autocad
o de 3dsMax
que
quiera convertirse a Blender,
va a tener que trabajar un poco para poder hacerlo. Incluso, la
compatibilidad entre Draftsight
y Blender
no es tan directa. Hay algunos trucos que es necesario aprender.
Si
seguimos con los puntos negativos, Blender
no se parece a ningún otro programa de diseño que uno pueda
conocer. Su funcionamiento y su aspecto son bastante distintos.
Incluso, la interoperabilidad de Blender
con otros softwares a veces no es sencilla.
Sin
embargo, si pensamos en los puntos positivos, tenemos muchos y muy
importantes: no solamente Blender
es gratuito para uso comercial, sino que es extremadamente liviano,
fácil de descargar, de instalar, y muy rápido para iniciar (el
instalador, según el sistema operativo, pesa entre 20 y 60 MB). Para
que 3dsMax
funcione de forma adecuada, cualquiera que lo haya usado sabe que es
imprescindible tener una PC actualizadísima, con Blender
eso es favorable, pero no imprescindible.
Si
uno necesita modelar formas complejas, de múltiple curvatura por
ejemplo, seguramente se vea bastante limitado con las herramientas de
Autocad.
Blender
por su parte, tiene excelentes herramientas de modelado poligonal,
que nos permiten trabajar literalmente sobre cualquier tipo de
geometría con gran soltura. En contrapartida, si bien con 3dsMax
podemos lograr la misma libertad formal que en Blender,
en Blender
es mucho más sencillo trabajar con precisión. En síntesis, en lo
que se refiere a modelado, tenemos enormes ventajas.
En
lo referido a la visualización de arquitectura e hiperrealismo, en
el pasado reciente Blender
ha
alcanzado el nivel de 3dsMax,
ergo, ha alcanzado el nivel del estado
del arte.
Todavía se le puede reprochar un poco a su nuevo motor de
renderizado (Cycles)
que es un poco más lento en el proceso de cálculo que Mental
Ray
o V-Ray.
También puede criticarse que los shaders
(las herramientas que nos permiten manejar diferentes
tipos de materiales realistas) que Cycles
tiene, son aún algo limitados, pero la velocidad de desarrollo con
la que viene trabajando la Blender
Foundation es
meteórica, y los resultados están a la vista: hoy en día, Blender
tiene todo lo que hace falta para trabajar en modelado 3D y
visualización de arquitectura. Punto. No hay ninguna duda.
Epílogo.
Para concluir, quisiera invitar a
todos los que hayan dudado o hayan tratado de incorporar en algún
momento software libre a su flujo de trabajo, a poner en
funcionamiento ese cambio ahora.
Si estos párrafos no han sido
suficientemente esclarecedores, los que lo crean necesario pueden
contactarme y pedirme más datos. Con mucho gusto puedo darle una
mano al que lo crea necesario.
Estas herramientas han llegado a un
punto en su desarrollo que no se había alcanzado antes. Es un buen
momento para silenciar a los escépticos, y sobre todo, para
encontrar una solución realista a las limitaciones de presupuesto
que nos pueden complicar bastante en nuestra realidad local, todo
esto sin alejarnos de un producto final de primer nivel. Aprovechemos
todos esta nueva y subestimada posibilidad.
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