Finalmente ocurrió lo peor. El holocausto nuclear acabó con el planeta Flanx. La otrora próspera y fértil tierra, con una atmósfera parecida a
la de nuestro planeta, se transformó en un desierto de arenas grises y polvo radioactivo. Durante décadas, las dos especies que batallaban
por el dominio del planeta, los Pack y los Pogo, habían llevado adelante una escalada armamentista irracional y peligrosa. A lo largo de la
historia, los Pogo, seres de costumbres primitivas pero muy superiores en número a sus rivales, habían asediado y diezmado las
guarniciones militares de los Pack. Cuando la guerra parecía acercarse a su lento pero inexorable final, los Pack, más débiles pero mucho
más inteligentes y creativos que sus enemigos, decidieron dejar de lado sus cuestionamientos éticos para llevar adelante lo que sus líderes
llamaban "El único camino posible para asegurar nuestra supervivencia, nuestro honor y nuestra libertad en este mundo.". Decidieron
develar su secreto mejor guardado, sus tecnológicamente avanzadísimas armas de destrucción masiva.
Los científicos aseguraban que el control era total. Que la precisión era quirúrgica y que iba a ser posible causar el mayor daño a los Pogo
sin afectar zonas neutrales o cultivables, en menos tiempo, más barato, y con un mínimo consumo energético. ¿No es este el objetivo de
todos los científicos de guerra, en el planeta Flanx y en todos los otros?
El plan fue atacar simultáneamente todos los asentamientos Pogo de más de 20.000 habitantes. Para lograrlo, los Pack pusieron en el cielo
naves de última generación, que aún hasta ellos mismos consideraban peligrosas. Los primitivos equipos de radar y contraofensiva que los
Pogo manejaban (muchos adquiridos en el mercado negro a científicos Pack corruptos) no podían soportar este ataque a escala global.
El ejército Pack comenzó a disparar sus poderosas armas... y allí el desenlace cruzó la frontera de lo predecible.
La modificación química en las moléculas de los componentes de la atmósfera de Flanx, inició una inesperada reacción en cadena con el
inestable combustible de las naves Pack (que no habían pasado por suficientes ensayos que garantizaran su seguridad). Las naves eran tan
numerosas y el combustible era tan volátil, que en cuestión de minutos el desastre se extendió a todo el planeta.
Desde Nambooth hasta Crietnomia, la población total de Flanx quedó reducida al 13% de la cifra anterior al desastre.
Durante décadas, los Pogo sobrevivientes debieron crear ciudades subterráneas cerca de su base Nambooth para mantenerse con vida, hasta
que la radiación en la superficie descendiera a niveles soportables.
En función de la poca información disponible, y de la ausencia de señales, se presumió que los Pack se habían extinguido de la faz de Flanx.
Los años pasaron y los alimentos comenzaron a escasear. Los Pogo se vieron obligados a regresar a la superficie, a buscar recursos. Con la
ayuda de un traje biomecánico, y un equipo de propulsión que les permitía recorrer grandes distancias, los primeros valientes volvieron a la
superficie.
El paisaje era desolador. Todas las trazas de civilización en Flanx habían desaparecido. Silicatos grises y polvo radioactivo cubrían toda la
superficie del planeta, que se había tornado un desierto interminable. La gravedad se había modificado y de las escasas reservas de alimentos
de los Pogo, antes contenidas en graneros, la mayoría se habían desintegrado, y algunas pocas flotaban en el aire. Los soldados comenzaron
la recolección de lo que quedaba. Horas más tarde, comenzaron a detectar movimientos en el apocalíptico entorno. Atravesando las nubes
de polvo, aparecieron los sobrevivientes Pack, que habían perdido la razón. Habían usado su tecnología para transformarse en cyborgs y poder
resistir la radiación en la superficie, y eran ahora muy superiores en número.
Presos del estupor y el pánico, los Pogo regresaron precipitadamente a su ciudad subterránea, para allí darse cuenta de que la guerra no
había terminado, que ahora eran ellos los que estaban sitiados y debían luchar para poder volver a su lugar.
En la superficie, las ofensivas debían planearse cerca de las viejas ciudades destruidas, para poder refugiarse en los campos magnéticos de las
viejas plantas de energía, los únicos lugares inaccesibles para los Pack (en parte metálicos).
La lucha continuaba, unos cuantos años después.
Aquí es donde vos te ponés el traje biomecánico de los Pogo, y comenzás a formar parte de su nueva historia...
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